Como amamantar?
Inmediatamente después del parto y durante la primera hora de vida, el contacto piel con piel es vital para el futuro de cada niño y niña debido a que:
- el cuerpo de la madre mantiene al bebé a una temperatura adecuada
- el bebé está menos tenso, más tranquilo y presenta una respiración y frecuencia cardíaca más constante
- el bebé está expuesto inicialmente a bacterias de la madre -que por lo general no son nocivas- contra las que la leche materna tiene factores protectores
- el bebé recibe calostro durante las primeras tomas (oro líquido, a veces denominado el regalo de vida), rico en anticuerpos y otras proteínas protectoras. Contiene factores de crecimiento y Vitamina A que ayuda a proteger la vista y disminuye las infecciones, estimula los movimientos intestinales contribuyendo a eliminar las sustancias en el organismo del bebé que causan ictericia
- Al tocar, tomar con su boca y succionar el pecho estimula la liberación de oxitocina, la cual provoca que el útero se contraiga disminuyendo el sangrado de la madre después del parto, estimula a otras hormonas para que la madre se sienta más tranquila, y estimula la producción de leche.
- Las mujeres sienten una gran alegría durante este primer encuentro con su bebé y los papás a menudo comparten esta felicidad. Así se inicia el proceso de apego, generando un vínculo afectivo entre madre e hijo que perdura toda la vida.
No te preocupes si al principio parece no sacar nada, en ese momento lo que se produce, como dijimos antes, es calostro, que es un líquido amarillento muy rico en proteínas y muy nutritivo. Y por poco que pueda parecerte es adecuado en cantidad a las necesidades de tu bebé y a la capacidad de su pequeño estómago.
Después de la primera hora, el recién nacido suele quedar adormecido unas horas. Durante este tiempo, es recomendable que el bebé permanezca junto a su madre aunque no muestre interés por mamar y que se estimule el contacto piel con piel entre ambos. Así, puede ofrecerse el pecho tan pronto como se observe que el niño está dispuesto a mamar (movimientos de la boca buscando el pezón, hociqueo...) y no solamente cuando llore. El llanto es un signo tardío de hambre.
En los partos mediante cesárea, es importante ofrecer el pecho lo más precozmente posible, que el bebé esté junto a su madre en contacto “piel con piel” y que se le permita agarrarse al pecho cuando muestre signos de querer mamar. Puede ser útil amamantar en la cama de costado para disminuir las molestias ocasionadas por las suturas. No es necesario ofrecer al niño suplementos durante los primeros días ya que ello puede perjudicar la normal instauración de la lactancia materna.
Cualquier mujer puede ser capaz de alimentar a su hijo exclusivamente con su leche. La diferencia entre unos pechos grandes o pequeños, prácticamente, es la cantidad de grasa que contienen y no la cantidad de glándula productora de leche. Por otra parte, las causas que contraindican la lactancia materna (algunas enfermedades o medicamentos...) son muy raras, casi excepcionales. Hoy en día, casi todas las enfermedades maternas tienen algún tratamiento que se puede hacer sin tener que suspender la lactancia (www.e-lactancia.org).
En algunos casos, la lactancia puede ser más difícil, pero no imposible, bien porque el niño ha tomado ya biberones o ha usado chupete o pezoneras, o a causa de algún problema específico: prematuridad, gemelos, labio leporino, síndrome de Down, etc. En estos casos, es conveniente que consultes precozmente con tu pediatra, matrona, enfermera de pediatría o experta en lactancia.
El principal estímulo que induce la producción de la leche es la succión del niño, por lo tanto, cuantas más veces se agarra el bebé al pecho de la madre y cuanto mejor se vacía éste, más leche se produce. La cantidad se ajusta a lo que el niño toma y a las veces que vacía el pecho al día. La calidad también varía con las necesidades del niño a lo largo del tiempo. Durante los primeros días, la leche es más amarillenta (calostro) y contiene mayor cantidad de proteínas y sustancias antiinfecciosas; posteriormente aparece la leche madura. Su aspecto puede parecer “aguado” sobre todo al principio de la toma ya que es hacia el final de la misma cuando va aumentando su contenido en grasa. Sin embargo, no existe la leche materna de baja calidad; ésta siempre es adecuada al bebé y es todo cuanto necesita.
Es importante, sobre todo al principio, que no se ofrezcan al niño chupetes ni biberones. Esto interfiere con el establecimiento de la lactancia ya que el chupete o el biberón “reemplazan” una toma de pecho con el consiguiente menor estímulo y por lo tanto menor producción de leche y además, si bien esto es un concepto actualmente en revisión, pareciera que una tetina no se “chupa” de la misma forma que el pecho por lo que el recién nacido podría “confundirse” y posteriormente agarrar el pecho con menos eficacia (se utiliza distinta musculatura de succión con el chupete y el biberón que en el proceso de succión del pecho). Esto puede favorecer la aparición de problemas tales como grietas en el pezón, mastitis y falta de leche a la larga. Tampoco es recomendable utilizar pezoneras salvo en raras excepciones. Las grietas surgen porque el niño se agarra mal al pecho, así que lo importante es corregir la postura (pide ayuda a tu pediatra, matrona, enfermera de pediatría o experta en lactancia).
Un recién nacido sano no necesita más líquidos que los que obtiene de la leche de su madre, no es necesario ni recomendable ofrecer agua ni soluciones de suero glucosado ni ningún otro alimento antes de los 6 meses. Antes de darle “suplementos” o cualquier alimento distinto de la leche materna es conveniente consultar con el pediatra.
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Inmediatamente después del parto y durante la primera hora de vida, el contacto piel con piel es vital para el futuro de cada niño y niña debido a que:
- el cuerpo de la madre mantiene al bebé a una temperatura adecuada
- el bebé está menos tenso, más tranquilo y presenta una respiración y frecuencia cardíaca más constante
- el bebé está expuesto inicialmente a bacterias de la madre -que por lo general no son nocivas- contra las que la leche materna tiene factores protectores
- el bebé recibe calostro durante las primeras tomas (oro líquido, a veces denominado el regalo de vida), rico en anticuerpos y otras proteínas protectoras. Contiene factores de crecimiento y Vitamina A que ayuda a proteger la vista y disminuye las infecciones, estimula los movimientos intestinales contribuyendo a eliminar las sustancias en el organismo del bebé que causan ictericia
- Al tocar, tomar con su boca y succionar el pecho estimula la liberación de oxitocina, la cual provoca que el útero se contraiga disminuyendo el sangrado de la madre después del parto, estimula a otras hormonas para que la madre se sienta más tranquila, y estimula la producción de leche.
- Las mujeres sienten una gran alegría durante este primer encuentro con su bebé y los papás a menudo comparten esta felicidad. Así se inicia el proceso de apego, generando un vínculo afectivo entre madre e hijo que perdura toda la vida.
No te preocupes si al principio parece no sacar nada, en ese momento lo que se produce, como dijimos antes, es calostro, que es un líquido amarillento muy rico en proteínas y muy nutritivo. Y por poco que pueda parecerte es adecuado en cantidad a las necesidades de tu bebé y a la capacidad de su pequeño estómago.
Después de la primera hora, el recién nacido suele quedar adormecido unas horas. Durante este tiempo, es recomendable que el bebé permanezca junto a su madre aunque no muestre interés por mamar y que se estimule el contacto piel con piel entre ambos. Así, puede ofrecerse el pecho tan pronto como se observe que el niño está dispuesto a mamar (movimientos de la boca buscando el pezón, hociqueo...) y no solamente cuando llore. El llanto es un signo tardío de hambre.
En los partos mediante cesárea, es importante ofrecer el pecho lo más precozmente posible, que el bebé esté junto a su madre en contacto “piel con piel” y que se le permita agarrarse al pecho cuando muestre signos de querer mamar. Puede ser útil amamantar en la cama de costado para disminuir las molestias ocasionadas por las suturas. No es necesario ofrecer al niño suplementos durante los primeros días ya que ello puede perjudicar la normal instauración de la lactancia materna.
Cualquier mujer puede ser capaz de alimentar a su hijo exclusivamente con su leche. La diferencia entre unos pechos grandes o pequeños, prácticamente, es la cantidad de grasa que contienen y no la cantidad de glándula productora de leche. Por otra parte, las causas que contraindican la lactancia materna (algunas enfermedades o medicamentos...) son muy raras, casi excepcionales. Hoy en día, casi todas las enfermedades maternas tienen algún tratamiento que se puede hacer sin tener que suspender la lactancia (www.e-lactancia.org).
En algunos casos, la lactancia puede ser más difícil, pero no imposible, bien porque el niño ha tomado ya biberones o ha usado chupete o pezoneras, o a causa de algún problema específico: prematuridad, gemelos, labio leporino, síndrome de Down, etc. En estos casos, es conveniente que consultes precozmente con tu pediatra, matrona, enfermera de pediatría o experta en lactancia.
El principal estímulo que induce la producción de la leche es la succión del niño, por lo tanto, cuantas más veces se agarra el bebé al pecho de la madre y cuanto mejor se vacía éste, más leche se produce. La cantidad se ajusta a lo que el niño toma y a las veces que vacía el pecho al día. La calidad también varía con las necesidades del niño a lo largo del tiempo. Durante los primeros días, la leche es más amarillenta (calostro) y contiene mayor cantidad de proteínas y sustancias antiinfecciosas; posteriormente aparece la leche madura. Su aspecto puede parecer “aguado” sobre todo al principio de la toma ya que es hacia el final de la misma cuando va aumentando su contenido en grasa. Sin embargo, no existe la leche materna de baja calidad; ésta siempre es adecuada al bebé y es todo cuanto necesita.
Es importante, sobre todo al principio, que no se ofrezcan al niño chupetes ni biberones. Esto interfiere con el establecimiento de la lactancia ya que el chupete o el biberón “reemplazan” una toma de pecho con el consiguiente menor estímulo y por lo tanto menor producción de leche y además, si bien esto es un concepto actualmente en revisión, pareciera que una tetina no se “chupa” de la misma forma que el pecho por lo que el recién nacido podría “confundirse” y posteriormente agarrar el pecho con menos eficacia (se utiliza distinta musculatura de succión con el chupete y el biberón que en el proceso de succión del pecho). Esto puede favorecer la aparición de problemas tales como grietas en el pezón, mastitis y falta de leche a la larga. Tampoco es recomendable utilizar pezoneras salvo en raras excepciones. Las grietas surgen porque el niño se agarra mal al pecho, así que lo importante es corregir la postura (pide ayuda a tu pediatra, matrona, enfermera de pediatría o experta en lactancia).
Un recién nacido sano no necesita más líquidos que los que obtiene de la leche de su madre, no es necesario ni recomendable ofrecer agua ni soluciones de suero glucosado ni ningún otro alimento antes de los 6 meses. Antes de darle “suplementos” o cualquier alimento distinto de la leche materna es conveniente consultar con el pediatra.
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