Dolor y grietas en los pezones
El dolor de pezones es uno de los problemas más comunes de las madres en el período posparto. Cierto grado de sensibilidad al principio de cada mamada durante los primeros días puede ser normal. Cualquier molestia más fuerte o que dure más que los primeros días necesita atención.
Lo primero que se debe hacer es revisar la forma en que se coloca al bebé cuando va a mamar. El bebé debe prenderse al pezón y a una buena cantidad de areola (la parte oscura alrededor del pezón). Si el bebé sólo se afianza de la punta del pezón puede causar dolor y a veces hasta grietas que sangran. La mala posición del bebé al pecho es la principal causa de grietas del pezón.
El congestionamiento de los pechos puede contribuir al dolor en los pezones ya que esta condición le puede dificultar al bebé la colocación al pecho. Usa paños calientes para suavizar el pezón y la areola antes de dar el pecho o sácate un poco de leche para suavizar el pezón y facilitar el afianzamiento del niño al pecho.
La colocación incorrecta del labio inferior o de la lengua del bebé puede también causar dolor. Asegúrate de que el labio inferior del bebé no esté doblado hacia adentro de su boca cuando esté mamando. También revisa que se pueda ver la lengua del niño abajo del seno cuando le bajas el labio inferior con el dedo mientras está al pecho.
Rompe la succión cuando necesites quitar al niño del pecho para evitar causarte dolor en los pezones (aunque lo ideal es que el niño se suelte solito del pecho). Para esto pon tu dedo meñique en la orilla de la boca del bebé.
Coloca al bebé sobre un cojín en tu regazo cuando amamantes. Así levantarás al bebé a la altura de tu pecho de tal forma que ya afianzado al pecho no irrite tanto el pezón al jalar hacia abajo.
El tratamiento de las grietas consiste en corregir la posición. Al tener la boca bien abierta y el pecho bien metido dentro, el bebé ya no aprieta sobre la grieta. El dolor casi desaparece, y la herida se acaba de curar en unos días. Otras medidas que pueden ayudar son:
- Durante parte del día deja los senos al aire, con el sostén abierto. Puedes usar solo una camiseta de algodón.
- No uses durante unos días, ni protectores de sostén que tengan fibras sintéticas, ni las conchas que se usan para recoger la leche. Hacen el pezón más vulnerable a las grietas.
- No se necesita ninguna pomada. Las pomadas no sirven de nada si la posición sigue siendo mala.
- En algunos casos las grietas se infectan, y hay que aplicar un antibiótico en pomada, o incluso tomar antibiótico por vía oral (consulta a tu médico o asesora de lactancia).
- Las pezoneras tampoco solucionan el problema. En algunos casos el dolor de momento disminuye (en otros, ni eso, porque la pezonera roza con la grieta), pero la posición del bebé no mejora, sino que cada vez mama peor. Cuando se usa una pezonera por grietas, hay que intentar quitarla a los pocos días.
Si estás segura que el bebé está colocado correctamente y los pezones lastimados persisten, busca ayuda para descartar otros problemas (frenillo lingual corto, sobreinfección, sostén demasiado ajustado o con costuras muy gruesas, uso de una bomba extractora no adecuada)
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Lo primero que se debe hacer es revisar la forma en que se coloca al bebé cuando va a mamar. El bebé debe prenderse al pezón y a una buena cantidad de areola (la parte oscura alrededor del pezón). Si el bebé sólo se afianza de la punta del pezón puede causar dolor y a veces hasta grietas que sangran. La mala posición del bebé al pecho es la principal causa de grietas del pezón.
El congestionamiento de los pechos puede contribuir al dolor en los pezones ya que esta condición le puede dificultar al bebé la colocación al pecho. Usa paños calientes para suavizar el pezón y la areola antes de dar el pecho o sácate un poco de leche para suavizar el pezón y facilitar el afianzamiento del niño al pecho.
La colocación incorrecta del labio inferior o de la lengua del bebé puede también causar dolor. Asegúrate de que el labio inferior del bebé no esté doblado hacia adentro de su boca cuando esté mamando. También revisa que se pueda ver la lengua del niño abajo del seno cuando le bajas el labio inferior con el dedo mientras está al pecho.
Rompe la succión cuando necesites quitar al niño del pecho para evitar causarte dolor en los pezones (aunque lo ideal es que el niño se suelte solito del pecho). Para esto pon tu dedo meñique en la orilla de la boca del bebé.
Coloca al bebé sobre un cojín en tu regazo cuando amamantes. Así levantarás al bebé a la altura de tu pecho de tal forma que ya afianzado al pecho no irrite tanto el pezón al jalar hacia abajo.
El tratamiento de las grietas consiste en corregir la posición. Al tener la boca bien abierta y el pecho bien metido dentro, el bebé ya no aprieta sobre la grieta. El dolor casi desaparece, y la herida se acaba de curar en unos días. Otras medidas que pueden ayudar son:
- Durante parte del día deja los senos al aire, con el sostén abierto. Puedes usar solo una camiseta de algodón.
- No uses durante unos días, ni protectores de sostén que tengan fibras sintéticas, ni las conchas que se usan para recoger la leche. Hacen el pezón más vulnerable a las grietas.
- No se necesita ninguna pomada. Las pomadas no sirven de nada si la posición sigue siendo mala.
- En algunos casos las grietas se infectan, y hay que aplicar un antibiótico en pomada, o incluso tomar antibiótico por vía oral (consulta a tu médico o asesora de lactancia).
- Las pezoneras tampoco solucionan el problema. En algunos casos el dolor de momento disminuye (en otros, ni eso, porque la pezonera roza con la grieta), pero la posición del bebé no mejora, sino que cada vez mama peor. Cuando se usa una pezonera por grietas, hay que intentar quitarla a los pocos días.
Si estás segura que el bebé está colocado correctamente y los pezones lastimados persisten, busca ayuda para descartar otros problemas (frenillo lingual corto, sobreinfección, sostén demasiado ajustado o con costuras muy gruesas, uso de una bomba extractora no adecuada)
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