Dolor y Mastitis
La mastitis es una inflamación del pecho (con o sin infección) que produce dolor; pero puede haber otras causas de dolor sin mastitis, siendo las mas frecuentes la ingurgitación y la obstrucción de un conducto.
Es normal que los pechos presenten una cierta hinchazón tras el parto, que se hagan más grandes y pesados, se sientan más sensibles entre el segundo y el sexto día después de haber dado a luz, cuando empieza a subir la leche. Esta sensación, que a veces puede ser incómoda, va desapareciendo paulatinamente dos o tres semanas después del parto. Muchas mujeres, cuando dejan de tener esta pesadez e hinchazón en el pecho, se preocupan porque piensan que la leche ha disminuido o se les está retirando. La realidad es que cuando se produce la leche tras el parto, los senos reciben una mayor afluencia de sangre y de líquido linfático además de la leche que empieza a producirse.
La ingurgitación o congestión mamaria ocurre cuando los pechos producen más leche de la que el lactante extrae, aumentando ambos de tamaño y provocando dolor. Se da más frecuentemente en el primer hijo, y cuando durante los primeros días se amamanta al bebé con horarios rígidos y pocas tomas al día, o se le ofrecen suplementos de suero. La ingurgitación es mucho menos frecuente cuando el bebé se pone al pecho desde el primer momento tras el nacimiento y muy a menudo (unas 12 veces) los primeros días. En épocas posteriores de la lactancia es más raro, pero puede pasar si hay separación momentánea de madre y lactante (hospitalización de madre o hijo, horario de trabajo) o si el lactante mama menos por enfermedad u otro problema o, simplemente, al dormir más horas por la noche. Puede provocar algo de fiebre si la ingurgitación es importante.
La solución es simple: extraer la leche (amamantando o con sacaleches) y calmar el dolor (antiinflamatorios y frío local). Quien mejor extrae la leche es el lactante: lactancia a demanda frecuente del niño (o de la madre: despertarlo si duele el pecho). En circunstancias especiales será preciso utilizar sacaleches. El agua caliente también ayuda a vaciar el pecho: una ducha o baño en agua calentita hace que la leche fluya con facilidad. Los medicamentos antiinflamatorios del tipo del ibuprofeno calman bien el dolor y son perfectamente compatibles con la lactancia. La aplicación de compresas frías (bolsas de hielo o de verduras congeladas) sobre los pechos calma el dolor y son útiles tras haber extraído leche.
Generalmente al poner en práctica estas medidas los síntomas desaparecen en 48 horas; si estos persisten debería consultar.
La obstrucción de conductos o la mastitis es la inflamación, normalmente de origen infeccioso, en una parte de un pecho que está más roja y endurecida de lo normal y provoca dolor localizado. Se puede acompañar de fiebre y molestias como las de la gripe (dolor de huesos y articulaciones). En la obstrucción de un conducto, hay un componente de retención de leche (como en la ingurgitación, pero en una zona de un solo pecho) y en la mastitis, se produce una infección de esta leche retenida.
Es mas frecuente cuando hay grietas o fisuras en el pezón (generalmente por mal agarre), cuando se saltean tomas o se restringe el tiempo que el bebé está mamando, cuando el bebé tiene un frenillo lingual corto, si la mamá tiene mucho cansancio o estrés y si se usan sostenes muy ajustados o pezoneras.
El tratamiento fundamental será el mismo de la ingurgitación: extraer leche con mucha frecuencia (el niño y/o el sacaleches) y calmar el dolor (antiinflamatorios). La zona que el lactante vacía mejor del pecho es la que está más cerca de su mandíbula inferior: cambiando la posición del niño convenientemente para que su mandíbula apunte hacia la zona inflamada, esta se vaciará mejor. A menudo es también útil masajear la zona inflamada con suaves presiones hacia el pezón, tras aplicar calor en la zona. Puede hacerse bajo la ducha o en un baño de agua caliente. A veces se observa la salida de un pequeño tapón mucoso. Es importante ofrecer el pecho muy frecuentemente al bebé ya que es la forma más eficaz de vaciado. Si el amamantamiento resulta muy doloroso en el pecho afecto, se le puede ofrecer primero el otro pecho al bebé para que las primeras succiones, que son más vigorosas, las realice en el pecho que no duele, en cuanto se note la subida de la leche, se cambiará al bebé de pecho para que vacíe mejor el pecho afecto.
La leche del pecho enfermo es ligeramente más salada, por lo que puede haber problemas de rechazo del lactante a mamar de ese lado, lo que obligaría a la utilización más frecuente del sacaleches.
Si el problema no se resuelve en 24 horas o aparece fiebre y malestar general, es posible que haya infección. Se puede intentar durante 24 horas ver si mejora con la simple extracción frecuente y antiinflamatorios. Si los síntomas se mantienen o empeoran, puede ser necesario dar antibióticos (idealmente previo cultivo de leche materna) sin olvidar la extracción frecuente, a ser posible por el niño. Los antibióticos solos, sin vaciar el pecho, puede que no sean efectivos. Es importante recordar que el reposo es una parte esencial del tratamiento y la madre debe guardar cama durante uno o dos días. Aunque haya infección el niño no se contagia al mamar y la mayoría de los antibióticos usados son totalmente compatibles con la lactancia y no perjudican al bebé. Hay que seguir dando el pecho; destetar durante una mastitis es peligroso, porque al no vaciar el pecho puede producirse un absceso.
Se está estudiando el uso de probióticos en el tratamiento de las mastitis.
VOLVER