Gracias Estela por permitirnos compartir tu experiencia!
Soy mamá de una niña maravillosa llamada Lia que ahora tiene 19 meses. Descubrí a Paula por casualidad en el servicio de Urgencias del Hospital de Nens de Barcelona, donde desde hace unos meses han reforzado su apoyo a la lactancia materna creando un grupo de lactancia liderado por ella. Desde entonces, allí donde se habla de ella, he querido escribir para plasmar mi enorme gratitud por solucionar mis problemas iniciales y regalarnos a mi hija y a mí una bonita historia de lactancia con final feliz.
Mi experiencia con la lactancia materna fue una carrera de obstáculos que afortunadamente conseguí superar gracias a Paula y sobre todo a su cariño, su cercanía y su APOYO. Desde siempre tuve muy claro que quería dar lactancia materna a mi hija pero desgraciadamente el inicio de la lactancia no fue tan fácil ni tan maravilloso como me esperaba. Y eso que me preparé casi como una profesional: el libro ‘Un regalo para toda la vida’, artículos de Carlos González, charla prenatal en uno de los Grupos de Lactancia de Alba,…
Pero Lia nació pequeñita y con frenillo sublingual así que no podía mamar bien y no subía de peso. En la clínica donde nació se negaron a realizar la intervención quirúrgica del frenillo (absolutamente incomprensible porque es de lo más sencillo) y me redireccionaron a mi pediatra. Así que el agarre fundamental y tan importante de los primeros días se nos complicó y como le era imposible mamar tampoco me subía la leche y Lía evidentemente no se alimentaba bien ni engordaba como marcan unas tablas absurdas en las que se valora que a los 7 días de vida un bebé ha de haberse recuperado y estar en su peso de nacimiento. No 10 ni 12 días, no, exactamente 7!!!! ¿Qué tontería verdad? Sin tener en cuenta la naturaleza de cada bebé, ni su apetito, ni sus horas de sueño…en definitiva sin contemplar su ritmo vital. Evidentemente Lia recuperó su peso pero tardó más…unos 15 días. Sólo necesitaba un poquito más de tiempo, nada más, para engordar y convertirse en un bebé bolita total.
Desgraciadamente esta situación se convirtió en una ALARMA MUNDIAL en nuestra primera visita al CAP y en mi alrededor (incluidas algunas enfermeras y doctoras) lo único que me transmitían era presión y nervios. Yo estaba perdida y me sentía culpable pero no sabía qué hacer… Me asusté mucho al escuchar la palabra deshidratación y con los 5 días de Lia nos fuimos a probar suerte al Hospital de Nens y así por azar (era miércoles y ese era uno de los días que estaba en Urgencias) se cruzó en nuestro camino Paula. Me tranquilizó, me abrazó, me ayudó,…en definitiva me reconfortó, algo que en esos momentos es VITAL. Después le realizó la intervención del frenillo sublingual que como os comentaba fue de lo más sencilla y rápida. Y lo mejor: por primera vez mi hija pudo mamar durante más de 3 minutos.
Después vino una mastitis, varias obstrucciones,… pero me sentía segura porque contaba con respuestas y un gran apoyo. Tengo grabada la conversación con Paula cuando estuve a punto de ‘tirar la toalla’ en plena mastitis…lo mal que se pasa y cómo duele!!!! Yo no podía más pero ella me animó a seguir, a intentarlo por última vez, que confiase en ella que lo primero era curar la mastitis y después con tranquilidad yo tomase la decisión de seguir o de rendirme. Y la mastitis se curó y seguí adelante porque es un camino difícil pero merece muchísimo la pena. En el fondo quería convencerme que acabaría disfrutando de esa experiencia y así fue!! Quién me iba a decir a mí esos primeros días que en el destete iba a echar de menos esos momentos, y sí creo que me costó más a mí que a mi pequeña desprenderme de ese momento tan mágico e intenso entre nosotras con esos ojitos mirándome y clavados para siempre en mi retina…
Muchas gracias Paula por esos nueve meses de lactancia que pude regalarle a mi hija.
A todas las futuras mamás y mamás recientes decididas a lactar a sus hij@s sólo puedo deciros que tenemos mucha suerte de poder contar con ella!
Estela